Agustín Rela

 

Ayer lunes les propuse reflexionar sobre el hecho de que muchos nos conectamos a Internet varias horas diarias. De ese tiempo, al menos un tercio lo dedicamos a buscar algo infructuosamente, eliminar mensajes , leer propaganda invasiva o mirar largas presentaciones que nos mandan amigos a quienes no queremos bloquear.

Agustín Rela, nuestro invitado de anoche al Tren Nocturno,es electrotécnico, físico, docente y divulgador; tuvo que estudiar muchos detalles informáticos para una de las materias que dicta, y lo invité porque sufro idénticos inconvenientes, e imagino que también los padece gran parte de la audiencia. Le preguntamos qué defensa tenemos los consumidores de servicios de la Red contra esas calamidades, si es que existe alguna manera de salvarse de ellas.

Nos habló de la pérdida de privacidad, la esclavitud de la publicidad ilegal, la presión inmoral para renovar los sistemas operativos y programas de las computadoras, las cadenas de mentiras que se propalan, y las curiosas maneras que aprendió de sus amigos para eludir algunas de esas maldiciones, o vengarse sin infringir las leyes.

Hoy todavía las computadoras tienen un botón de apagado, pero Rela imagina que, como en la novela Mundo de ocasión, se avecina el momento en que las máquinas formarán parte de nosotros mismos. Se acabará entonces toda posibilidad de resistencia. Los mensajes nos los proyectarán directamente en la retina, el olfato y la memoria.